15.1.11

3. Internado - 2° Parte

Ya estaba en el auto, camino a mi nuevo hogar. Íbamos en el auto ya que vivíamos en Washington y no teníamos que ir en avión lo cual yo agradecía, no era la más fanática de volar.
Si hiciera una lista de las cosas que no te gustan...
Cállate.
Yo escuchaba música de mi iPod, la canción Keep Holding On de Avril Lavigne. Aunque en realidad, no prestaba mucha atención a la canción. En mi mente seguía rondando el tema de él. Me moría de curiosidad por saber quién era. Como era o como se llamaba, cosa que ni siquiera sé. Lo único que sé, es que tiene 14 años, al igual que yo, y que vive solo con su padre, bueno, solo en las vacaciones ya que iba al internado.
¡Te gusta!
Las tonteras que dices...
Estaba cansada, no había dormido muy bien. Mire a mi hermano quien se encontraba a mi lado. Me mira y me sonríe, apoyo mi cabeza en su hombro y me abraza, me acomodo en él y me duermo.
Al abrir mis ojos, me senté y vi por la ventana. Todo era verde. Verde, verde, verde. Un poco mareante pero bello. Sería relajante estar ahí.
- ¿Cuánto falta?- le pregunte a papá
- No mucho, pequeña-me dijo sonriendo por el retrovisor
Seguí mirando por la ventana, estaba algo contenta. Después de unos minutos, me aburrí de mirar por la ventana. No tengo nada en contra con el verde, pero ya me estaba mareando.
Tú siempre tienes en contra a algo, cualquier cosa.
¿Dónde tienes el botón de apagar?
Por el aburrimiento que tenía, me puse a jugar Piedra, Papel o Tijera con mi hermano. Hasta Rosse quiso jugar. Son los efectos del aburrimiento. Jugamos y nos reímos y conversamos juntos... Extraño.
- Niños, ya llegamos- nos anunció papá
No me había dado cuenta. Ya habíamos llegado.
- Vengan, salgan
Abrí la puerta y salí. A nuestro al rededor había muchos chicas y chicos, saludándose y abrazándose. El primer edificio que vi, fue uno pequeño, de dos pisos, de piedra gris, muchas ventanas y una puerta de cristal. No se encontraba tan lejos de donde estábamos.
- Ese edificio- dijo papá apuntando al edificio que veía- Es la dirección. Espero no ver a ninguno ahí
Se refería a mí.
Claro que refiere a ti. ¡Dah! 
- Lo intentare- le dije
Sí, claro.
- Y esos de allá- apunto a otros edificios de la misma estructura pero más grande- Son algunas de sus salas
- ¡Jo! Vamos a tener harto que recorre- dijo mi hermana animada- ¿Y nuestra habitación?
- Rosse, tu habitación está en...- reviso un papel que tenía en la mano- el edificio 4 de mujeres, habitación 45 y tú Matt, el edificio 2, habitación 56. Si quieren los acompaño
- No te preocupes, papá- le dijo Rosse
- Podemos ir solo, mejor ayuda a Sarah-pidió Matt
- Está bien, paso por su habitación para despedirme, ¿ok?
- Ok.-dijeron a la vez
- Nos vemos después
Sacan las cosas del auto y se van. Yo hago lo mismo, pero papá me ayuda, aunque no sea mucho. Caminamos en silencio. Observaba el lugar. Era muy grande. Los edificios, apenas tenían algunas diferencia. Tras un rato caminando, llegamos a una especie de plaza. Era cuadrada y grande, muchos árboles y pasto, bancas y al medio, una fuente. Solo la pude contemplar por un momento ya que teníamos que apurar el paso, las cosas ya me empezaban a pesar.
Nos paramos frente a un edificio, que arriba de la puerta tenía un cartel que decía: "3º edificio de mujeres". Entramos y nos encontramos con un pasillo largo con una escalera al fondo y a mano derecha había una puerta de cristal que daba a un salón o eso creo. Fuimos al final del pasillo y subimos las escaleras hasta el 3º piso. El corredor tenía las paredes rosa claro y el piso alfombrado de color rojo, y muchas puertas a cada lado pero todas separadas. Caminamos y nos paramos en una puerta. En ella, estaba el número 49.
Abrí la puerta de un golpe ya que tenía las manos ocupadas y deje las cajas en el suelo. Tenía las paredes color damasco y el piso alfombrado del mismo color damasco pero más claro. A mi mano izquierda, un poco alejado de la puerta de entrada, había otra puerta que daba a otro cuarto. A mano izquierda, había una puerta grande, blanca, era el armario. También había un escritorio café claro y una repisa. Avance un poco y me fije que en el apegado de la pared de aquel cuarto, había otro escritorio y otra repisa. ¿Por qué había dos? Entonces caí en la cuenta. También había dos camas, pegadas una en cada pared y dos veladores, uno en cada cama.
Va a estallar...
- Papá- lo más calmada posible, pero no dure
Un, dos, y tres... 
- ¡¿Por qué hay dos camas?!-le grite
- Primero, no me grites- me reprocho molesto
- Perdón- me disculpe más calmada
- Sarah, intente conseguirte una sola, pero no pude
- ¿Cómo se supone que voy a compartir? Ni siquiera comparto con mi hermana, ¿cómo voy a compartir habitación con una desconocida?
- Lo sé, sé que no te agrada la idea, pero no pude conseguirte otra, era esta o una para tres- suspire rendida
- Bueno, por lo menos lo intentaste- nos reímos
- Ven, siéntate- hizo un gesto para que nos sentáramos en la cama y así lo hicimos- Hija, sé que desde que tu madre murió, haz cambiado mucho, ya no eres la misma y te entiendo, no es fácil perder a alguien que quieres. Pero quiero que te comportes, no quiero que te metas en problemas
- Papá, tu sabes que yo solo me meto en problemas cuando me molestas y si aquí no pasa eso, yo no tengo problemas
- Eso espero, pero si pasara eso, no quiero que pelees, por favor. Me preocupas, no solo porque te castiguen si no porque te pueden hacer daño, y no quiero que eso pase, tengo que cuidarte
- Está bien- dije casi por obligación
- Prométeme que no te vas a meter en problemas- me pidió
- No te prometo nada, pero te prometo que yo no los voy a buscar
- Eso me basta-me abraza- Cuídate, por favor
- Está bien- lo abrase fuerte
- Te quiero mucho
- Yo también te quiero
Esas palabras... No creí que las volvieras a decir. Y menos a mi papá. Pero no le decía ninguna mentira. Lo quería mucho, y apreciaba todo lo que hacía por mí. Lo quería.
Qué lindo momento.
Y tú lo acabas de arruinar.
- Bueno, mejor me voy a despedir de tus hermanos, ¿está bien?
- Ok-nos levantamos- Hablamos luego
- Está bien, te llamo cuando llegues, a menos que sea muy tarde, en ese caso te llamaría mañana, ¿bueno?
- Bueno. Adiós papá, que tengas buen viaje
- Gracias. Duerme bien. Adiós
Y se va. Bien, ahora tengo que ordenar. ¡Que flojera!
¡Floja!
¡Cállate!
Me dirigí a la puerta de ese pequeño cuarto. La abrí y busque el interruptor con la mano. Lo encontré y no tardo en encender. Era un baño. Tenía un baño en mi habitación. Qué bueno. Las paredes eran de azulejos azules y el piso de baldosas blancas. A la izquierda estaba el lavamanos y un espejo. Al lado del lavamos estaba la tina, blanca y grande. El inodoro está al frente mío y tras la puerta había una repisa. Salí del baño y fui al armario. Era enorme, mi ropa no ocupaba ni un cuarto del armario. Cerré y empecé a desempacar. Coloque todos mis libros en la repisa, deje mi notebook en mi escritorio y el resto de mis cosas las deje en diferentes partes de la habitación. Mientras iba desempacando mi ropa, me di cuenta que había otra que no había visto nunca. Un buzo negro, blanco y rojo y la insignia del colegio, también había un pantalón corto negro con una franja roja a los lados y un par de camisetas mangas cortas blancas.
Hum, la ropa de gimnasia. ¿Cuándo la guardaron?
Me senté un momento en mi cama y mire la foto que había puesto sobre mi velador: una de mi familia, incluida mi mamá. Me gustaba mucho esa foto. Buenos tiempo eran ellos...
No me interrumpiste.
¿Para qué?, era un lindo momento.
Yo pensé que eras insensible
Oye, yo soy lo que tú soy, y tú no eres así.
Unas voces interrumpieron mis pensamientos.
- ¿Tienes todo, amor?- era la voz de una señora madura
- Si, mamá, estoy lista
- ¿Segura? No sé si pueda devolverme
- Si, llevo todo, no tienes por qué preocuparte
- Bueno, nos vemos después
- ¡Adiós!
De golpe se abre la puerta. Alguien entra con unas cajas, supuse que era una chica, tenía una cabellera larga y rubia, pero no le pude ver la cara, la tenía tapada por las cajas. Bajo las cajas y suspiro. Tenía ojos marrón claro.
- Muchas cosas- se dijo para sí, luego mira a donde estoy yo y sonríe- ¡Hey! Hola- dijo muy animada
- Hola- le conteste con la misma indiferencia de siempre
- ¿Cómo te llamas?
- Sarah
- Me llamo Danna, gusto en conocerte- seguía igual de animada
- Si...
- De seguro te gusta este lugar, hay muchos lugares entretenidos y todos son agradables. De seguro les caes bien -me sonríe
- Eso espero- me levante y me dirigí al armario- Esto... ¿Cómo vamos a ordenar la ropa? Digo, para que no nos confundamos
- Pues, deja poner la bolsa donde traje mi uniforma y listo- sonrió
- Ok.
Hizo lo que dijo y ordenamos la ropa. No tenía muchas cosas así que no me demore. Al terminar, tome mi notebook y lo prendí.
- Danna- la llame, estaba escuchando música
- ¿Si?- me respondió sacándose uno de los audífonos
- ¿Aquí hay Internet?
- Si, en todo el lugar- sonrió
- Gracias
Me conecte al Messenger, esperando que estuviera él. Pero, no, no estaba. Me entristecí un poco. No me podía estar triste por él, ¿no?
¡Te gusta!
¡Cállate!
Parece que cállate es tu palabra favorita ahora.
Revise mi blog, y tenía varios comentario, dándome ánimo. A veces la personas que no conoces te apoyan más que las que si conocen. Extraño, ¿no?
Era extraño estar acá. Todo era nuevo, todos debían ser distintos. Quizás... Quizás aquí pueda empezar a cambiar lo que he estado haciendo durante este último año. Cambiar lo que odia mi padre, mis hermanos, todos... No podía esperar que el mundo cambiara, soy yo la que tiene que cambiar.
Cambiar...
Casi sin darme cuenta, eran las 9pm. Tenía que acostarme. Tome mi pijama y me fui a cambiar al baño. No me iba a desvestir frente a ella. Mi pijama consistía de un pantalón negro y una camiseta morado oscuro con una estrella plateada. Salí y ella ya estaba vestida y se iba a meter a la cama. Apague la luz e hice lo mismo.
- Hasta mañana- me dijo
- Hasta mañana...
Hasta mañana.
Esto iba a ser una tortura...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me da risa sus conversaciones consigo misma jaja y me encanto el capítulo ♥ Espero que descubra quien es el chico del chat :) Publica pronto, suerte!